miércoles, 10 de agosto de 2016

Dos realidades


El niño sabe que en su país se están llevando a cabo los Juegos Olímpicos... 
Mira atento, y sus ojitos brillan de emoción... 
Su corazón se acelera...
Se ilusiona con participar... 

A lo lejos ve un estadio inmenso y tan resplandeciente como el sol que lo acompaña día a día cuando sale a vender cosas en la calle... 

Los adultos le explican que él no podrá participar... Quizás ¨tenga suerte¨ cuando sea más grande... aunque le aclaran que eso será casi imposible. Pero si quiere participar y llegar a ser ¨el mejor¨ deberá trabajar duramente, ejercitándose muchísimas horas por día... y aún así, es posible que no logre entrar entre los participantes. Y si logra entrar, no debe ilusionarse con ganar... ese es un ¨premio¨ sólo para muy pocos...
Y le aclaran: ¨Tendrás que ser muy frío ante los adversarios, ignorando sentimientos o dolores ajenos para arremeter contra los oponentes... Lo importante que debes entender es que en los Juegos Olímpicos hay que destacarse y ganar mostrando un gran orgullo. No importa si ese día te sentís bien o mal, no importa si tu familia te necesita mientras estás participando en otro país, olvídate si creíste que divertirte estaba dentro de los planes al jugar... No importa lo que pienses... No importa lo que sientas... Lo que importa es lo que demuestres... Y allí deberás concentrar tu orgullo. Todo el mundo estará pendiente de los resultados. Deberás ganar y llevar una medalla a tu país¨ 

El niño piensa que si debe entrenar todo el día, no tendrá tiempo para salir a vender cosas en la calle. 
Él no tiene zapatillas... Y sin zapatillas, o sin la ropa adecuada, le será imposible entrenar... Hay días en que no tiene ni siquiera para comer, y eso es un gran impedimento, porque sabe que no crecerá como los otros niños, ni siquiera tendrá fuerzas para entrenar... Tampoco quiere competir por una medalla, porque ya no jugaría para divertirse. 
El niño recordó que al competir debía ignorar sentimientos o dolores de los oponentes... Pero a él sí le importan las demás personas, y le duele cuando a la gente le ¨llora el corazón...¨ Él sabe muy bien sobre esas cosas...

Tantas advertencias de los adultos lo hicieron dudar de querer competir algún día en esos famosos Juegos Olímpicos... 

Se entristece y piensa -¨Yo solamente quería jugar, divertirme... y ser feliz, como deben ser todos ellos...¨

A los pocos minutos se duerme, acurrucado... en la calle... acompañado, como siempre, por ese sol inmenso y resplandeciente...

Con amor...
Stella Maris

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